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Review: Olight i3S EOS

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La Olight i3S fue una de mis primeras adquisiciones linterniles, pero por uno u otro motivo todavía no había hablado de ella por aquí y me apetecía hacerlo ahora aunque sea un poco a posteriori.

Me costó decidirme porque recuerdo que costaba unos 30 € en una conocida tienda madrileña de linternas y accesorios de outdoor pero ya que me había dado el paseo hasta allí no quería volver con las manos vacías, así que finalmente me lancé y la verdad es que no me decepcionó; aunque con el tiempo me he ido dando cuenta de que tiene algunos fallos que otros modelos similares de otras marcas no presentan.

El cuerpo

La i3S está fabricada en aluminio anodizado y en mi caso elegí el color azul porque me parece, con diferencia, el más bonito de los que hay disponibles para este modelo. Las dimensiones del cuerpo son 69 mm de largo por 14 mm de diámetro, tiene un peso sin batería de 15 gramos y además viene en un elegante estuche habitual en algunos modelos de la marca.

Posee una anilla trasera por si la queremos enganchar a nuestro llavero, la parte posterior es plana por si se tercia dejarla de pie haciendo lo que se llama tailstanding, tiene un bonito reflector parabólico con relieve de piel de naranja así como un clip metálico para fijarla al bolsillo o a la visera de una gorra. Pequeños y elegantes detalles que van revelando el carácter de esta pequeña linterna.

La luz

El encargado de generar los fotones es un LED Cree XP-G2 que absorbe energía de una pila AAA y ofrece un tinte algo amarillento, contando esta linterna con tres modos de funcionamiento y uno adicional medio oculto. Me explico:

Cuando encendemos la linterna esta siempre lo hace en el modo intermedio (20 lumens, 8 horas). Si aflojamos la cabeza y la volvemos a apretar con rapidez cambiará al modo alto (80 lumens, 35 minutos) y si volvemos a repetir la operación pasaremos al modo bajo (0,5 lumens, 60 horas). Haciendo este ciclo dos veces completas, en el siguiente avance activaremos el modo estroboscópico no apto para epilépticos.

Aprovecho para comentar que me parece la secuencia más absurda de todas las posibles porque si implementas un modo moonlight de 0,5 lumens se supone que es para usarlo en plena oscuridad y para no molestar al resto de gente, y diseñando una secuencia medio – alto – bajo sólo conseguimos tres cosas:

  1. Que al encender la linterna siempre en modo medio habremos fracasado en nuestro intento de no molestar a la persona que está a nuestro lado en completa oscuridad.
  2. Que para ir al modo bajo tendremos que pasar antes por el modo alto, por lo que nuestro propósito en el paso anterior habrá fracasado más aun si cabe.
  3. Que si no habíamos desistido de nuestro intento y finalmente conseguimos llegar al modo más bajo posible no nos va a servir de nada porque a estas alturas de la película estaremos tan deslumbrados que el modo moonlight nos va a alumbrar lo mismo que una berenjena.

En fin, como os digo, cualquier otra secuencia de funcionamiento hubiera sido infinitamente mejor. Para mi gusto lo ideal sería bajo – medio – alto; pero si por lo que sea crees que el usuario va a tener preferencia por el modo de más lumens puedes implementar la secuencia bajo – alto – medio. Con cualquiera de esas dos secuencias el modo bajo tiene sentido, porque de otra manera es casi mejor ahorrárselo.

Lo bueno es que en ninguno de sus modos hay rastro alguno de PWM, lo que indica que el controlador del LED es de los que regulan de forma continua la corriente sin recurrir a los encendidos y apagados de alta frecuencia que al final, ante elementos en movimiento, siempre se aprecian y fatigan la vista cuando usamos la linterna durante mucho tiempo.

Las sensaciones

Dado que la i3S fue la primera linterna “noble” que tuve (poco después vino su prima S1 Baton) recuerdo que al principio me encantaba contemplar el esmero con el que su cuerpo está tallado, notándose que estamos ante una linterna fina y elegante: el relieve para mejorar el agarre son unas tenues líneas que recorren la recorren longitudinalmente, las aristas están completamente suavizadas, la cabeza gira con una suavidad pasmosa, la lente es muy finita… La S1 Baton sin embargo es más guerrera y tiene una construcción más sólida, dando la impresión de que podemos usarla para cascar nueces con ella.

No quiero decir que la i3S sea frágil al tacto, porque para nada lo es, pero sí que tiendes a sostenerla con la yema de los dedos con delicadeza mientras que otros modelos más angulosos parecen incitarnos a agarrarlos con toda la manaza. Yo la veo como una linterna para tener cerca en la mesilla de noche o en el escritorio más que para llevarla en el fondo de una mochila o en un bolsillo lleno de llaves y monedas.

Conclusión

Pese a la fascinación que me produjo cuando la vi por primera vez en persona he de reconocer que la i3S no despierta en mi hoy en día demasiadas sensaciones: no es de un material noble, no tiene la elegante sencillez de la i3E (ojo, que de esta volveremos a hablar en breve), tampoco tiene un tamaño diminuto que la haga ser casi inapreciable en el bolsillo, su potencia no es para tirar cohetes ni tampoco es que posea multitud de funciones.

Podemos decir que es una linterna que hay que tener por lo que supuso en la evolución de las linternas de pequeño tamaño; ya que cuando salió al mercado fue toda una revolución porque la gran mayoría de los modelos de la época en tamaño AAA eran prácticamente clones unos de otros y su calidad, sobre todo a nivel de acabados, dejaba bastante que desear. Llegó la i3S y todo empezó a cambiar; siendo ese su verdadero mérito más allá de prestaciones y el motivo por el que muchos le tenemos un especial cariño.

Más información

Página oficial de la Olight i3S EOS

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